Investigadores desarrollan biotecnología que potencia el cultivo de pescado blanco

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Generaron biotecnología de bioencapsulación, que contribuye a una mayor sobrevivencia de larvas del pez y crustáceos; esta investigación podría replicarse a otras especies acuícolas de aprovechamiento comercial.

Investigadores encabezados por el Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) desarrollaron biotecnología de bioencapsulación que permite al pescado blanco —especie endémica del Lago de Pátzcuaro, Michoacán— un mejor aprovechamiento de los nutrientes que consume y garantiza su desarrollo y cultivo comercial.

Esta investigación consistió en el empleo de pulgas de agua y rotíferos dulceacuícolas como bioencapsuladores de bacterias con actividad probiótica (que promueven la salud y la digestibilidad y absorción de nutrientes de la comida), para alimentar larvas de pescado blanco.

En trabajo conjunto con especialistas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Campus Xochimilco, se realizaron experimentos de laboratorio con pulgas de agua (cladócero Moina macrocopa) y rotíferos (organismos microscópicos, acuáticos y semiacuáticos, componentes del microplancton como el  Brachionus Rubens), elementos acarreadores de bacterias en sus estómagos, que al ser consumidos por larvas de peces y crustáceos contribuyen a su supervivencia.

Los investigadores que participaron en estos estudios señalaron que en los procesos de producción acuícola la alimentación de las larvas de peces y crustáceos aún depende de presas vivas, además de que en las etapas de cultivo no les exime de enfermedades.

Para disminuir el uso de antibióticos, en caso de enfermedad y propiciar mayor sobrevivencia, una alternativa es la utilización de bacterias con efecto probiótico, agregaron.

Explicaron que la bioencapsulación consiste en la captura de material biológicamente activo dentro de las especies de zooplancton, con el propósito de protegerlo y controlar su liberación.

El grupo de los cladóceros (como la pulga de agua) y rotíferos  se alimenta por filtración de partículas de diferente tamaño, como bacterias y algas; los géneros Moina y Daphnia ya se han utilizado con éxito como portadores de ácidos grasos, antibióticos y vitamina C, destacaron.

Refirieron que la especie Moina macrocopa ha mostrado ser un alimento de buena calidad para el cultivo de los peces.

Los investigadores también realizaron bioensayos de crecimiento para comparar el efecto de administrar las bacterias probióticas bioencapsuladas por medio de zooplancton, a larvas de pescado blanco, contra la ingesta de bacterias disueltas en el agua.

Se observó que derivado del suministro de bacterias (Bacillus subtilis) bioencapsuladas a través de rotíferos y cladóceros, mejoró la supervivencia de larvas, mientras que con el probiótico en solución (disuelto en agua) se notó mortandad.

Con base en estos ensayos de laboratorio realizados por los investigadores  de la UNAM, UAM y del INAPESCA se llegó a la conclusión de que es viable utilizar a B.rubens y M. macrocopa como bioencapsuladores para posterior uso en la alimentación de larvas de pescado blanco en procesos de cultivo, entre otras especies de peces y crustáceos.

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