El coco es el nuevo oro verde de Yucatán

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En momentos en que se impulsa el resurgimiento del henequén, Adolfo Aristi Bazán, director de la empresa Colatinco, dedicada a la producción de derivados del coco, afirma con seguridad: “El coco es el nuevo oro verde de Yucatán”.

Después de los estragos que causó la plaga del amarillamiento letal a los cocoteros yucatecos, tras la llegada del huracán “Gilberto” en 1988, la industria coprera de la zona quedó prácticamente devastada.

En la actualidad Yucatán ocupa el último lugar en producción de coco en México, pero, paradójicamente, hay elevada demanda y esto ha permitido que los productores locales consoliden las bases para la creación del Comité Sistema Producto con el respaldo del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), con la finalidad de reactivar esa industria.

El primer paso para el proyecto será la reforestación de 1,000 hectáreas con la variedad “Enano Verde Brasil”.

Adolfo Aristi considera que el mayor problema en Yucatán es la falta de superficie para el cultivo. No obstante, dice que el tipo de coco que utilizarán en la reforestación es el apropiado, ya que ofrece el equilibrio ideal entre agua y pulpa y eso aportará una gran variedad de productos.

“El coco puede ser utilizado de muchas formas. Nada se desperdicia”, añade. “Además, tenemos la ventaja de la cercanía con Estados Unidos, donde hay gran demanda de este fruto, en parte por la influencia que generan las nuevas tendencias alimenticias”.

Pedro Cabrera Quijano, presidente de la Fundación Produce Yucatán y empresario del ramo del coco, dice que aunque la producción es escasa, se trata de un buen cultivo para Yucatán.

“Yo lo llamo el agua de la vida, el árbol de la vida”, apunta. “El futuro de la producción está en el agua de coco por sus amplios beneficios”.

En el ámbito nacional, México cuenta con 167 mil hectáreas de cocales divididas entre los doce estados que se dedican a esta industria.

Según datos de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), el ingreso anual que Yucatán genera entre los 120 productores que hay en el Estado oscila alrededor de 26 millones de pesos, cifra que Adolfo Arisiti desea duplicar, por lo menos, en dos años.

“No sólo pretendemos reactivar la industria coprera, también estamos interesados en saber sobre el mercado y su potencial para poder explotar al máximo este fruto, y en ese aspecto el CICY nos ha asesorado durante la planeación del comité”, indica

El Economista

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