Rowbot, el robot agrícola, reduce la necesidad de fertilizante de las cosechas

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Este verano, una start-up de Minnesota (EEUU), Rowbot, ha empezado a usar un robot autónomo que se mueve entre las hileras de plantas de maíz rociándolas con fertilizante.

El robot aplica el fertilizante en el momento de máximo crecimiento de la planta, cuando más lo necesita. Así se evita tener que usar tractores, que pueden dañar los altos tallos del maíz, y reduce la cantidad de fertilizante necesario a principios de temporada, explica el director ejecutivo de la empresa, Kent Cavender-Bares. Además, al reducir la cantidad de fertilizante necesario, se reduce la cantidad de nitrógeno que puede acabar contaminando el agua después de las lluvias.

Al desplazarse por las hileras puede rociar las dos filas de maíz plantadas a ambos lados de la máquina. Usa GPS para saber cuándo ha llegado al final del campo y LIDAR o escaneado láser para asegurarse de estar siempre entre hileras de maíz maduro sin golpear las plantas. Aunque este tipo de campos también se podrían fertilizar en cualquier momento mediante irrigación, sólo el 15% de los campos de maíz de EEUU cuentan con sistemas de irrigación.

Rowbot desarrolló su máquina en el marco de una asociación estratégica con Carnegie Robotics, surgida de investigaciones en la Universidad Carnegie-Mellon (EEUU). Este verano Rowbot ha usado su máquina para fertilizar 50 acres de maíz cobrando 10 dólares por acre (unos 7,7 euros) más el coste del fertilizante.

El sistema de Rowbot forma parte de una revolución tecnológica en la agricultura que ha ido ganando fuerza en los últimos años. Ya es habitual que tractores guiados por GPS siembren y fertilicen grandes extensiones, y nuevos drones aéreos ya permiten a los agricultores la posibilidad de detectar problemas a alta resolución (ver “TR10: Drones agricultores”), a pesar de que los servicios de drones no se pueden ofrecer comercialmente en Estados Unidos aún.

El profesor del departamento de Tierra, Agua y Clima de la Universidad de Minnesota, Mike Schmitt, que no tiene ninguna relación con la start-up, afirma que el robot es “una fantástica herramienta más que añadir a la caja de herramientas tecnológicas de gestión de los nutrientes”. Y sostiene que la capacidad de fertilizar en momentos y lugares concretos es “clave”.

Rowbot, que está funcionando con 2,5 millones de dólares en capital semilla (unos 1,9 millones de euros), está en conversaciones con investigadores de la Universidad de Illinois (EEUU) para llevar a cabo estudios que demuestren las ventajas del método. El próximo paso es desplegar múltiples Rowbots en granjas a escala industrial y ampliar las capacidades sensoras de las máquinas. La empresa también está haciendo pruebas en las que usa los robots para plantar semillas en los campos de maíz para las cosechas de otoño, los denominados cultivos de cobertura, mientras el maíz maduro aún está en pie.

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Este robot se mueve entre las hileras de maíz, aplicando fertilizante de nitrógeno para hacer madurar las plantas y usando escaneado láser para evitar golpearlas.

Mit Technology Review

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