Próxima entrega de 100 ton de una semilla mejorada en Yucatán

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Como resultado de la suma de esfuerzos del sector privado y los centros de investigación, el gobierno del Estado entregará en las próximas semanas las primeras cien toneladas de la semilla criolla de maíz mejorada Sac Beh, con alto valor proteínico, que se destinarán a la producción en las milpas locales.

Pedro Cabrera Quijano, presidente de la Fundación Produce Yucatán, explica que esta asociación civil y el gobierno del Estado apostaron al resultado de un proyecto que se inició en 1998, en el campo experimental de Uxmal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).

Ese proyecto arrojó las primeras variedades de semillas de maíz criollo con calidad proteínica, desarrolladas por el investigador Guillermo Aguilar Castillo, actualmente jubilado.

Para obtener las primeras cien toneladas, explica Pedro Cabrera, la Fundación Produce impulsó un proyecto de transferencia tecnológica con el empresario Benjamín Paredes Camino, quien incursionó en el sector agropecuario con éxito y destinó una superficie de sesenta hectáreas en su rancho de Tizimín a la producción masiva de las semillas del grano yucateco.

Héctor Torres Pimentel, investigador del Inifap, señala las bondades de la semilla Sac Beh, entre ellas su alto contenido proteínico.

“Entre sus objetivos está elevar la producción de maíz en las milpas y al mismo tiempo atacar la desnutrición infantil”, agrega.

El maestro en Ciencias agrega que en Yucatán la formación de maíces de características criollas con mayores rendimientos y de calidad proteínica toma gran relevancia porque esa producción se obtiene con el sistema tradicional de roza-tumba-quema, bajo condiciones de temporal, con variedades criollas de grano normal de bajo potencial de rendimiento y deficientes niveles de los aminoácidos lisina y triptófano.

“De ahí la importancia del mejoramiento genético realizado en el Inifap, que ha permitido la generación de dos variedades de maíz con calidad proteínica, Chichén Itzá y Sac Beh, ambas con lisina y triptófano superior en un 50% al de los maíces criollos normales y con un rendimiento superior a las 2.5 toneladas por hectárea, en suelos donde habitualmente se realiza la siembra de maíz”, añade.

Torres Pimentel indica que esas dos variedades de maíz son de ciclo intermedio tardío y poseen características innatas de los maíces criollos que les permiten su adaptación a las condiciones del sistema tradicional de roza-tumba-quema.

Por ahora, como ya señalamos antes, sólo se distribuirá la variedad blanca, llamada Sac Beh.

Buena adaptación

“En rendimiento, esta semilla supera en más del 200 por ciento el promedio obtenido con los criollos normales, que es de 800 kilos por hectárea, evaluados en las mismas condiciones y en diferentes localidades de Yucatán, Quintana Roo y Campeche”, explica el investigador del Inifap. “Ha demostrado una amplia adaptación y el rendimiento promedio obtenido es de 2.5 toneladas por hectárea en la milpa donde hay suelos pedregosos y ‘planadas’ y de poco más de cuatro toneladas por hectárea en ‘planadas’ de suelo ‘k’ankab’ o ‘chac-lu’um’ (tierra roja)”.

También reitera que la importancia de esa semilla radica en su incidencia para reducir la desnutrición infantil gracias a su contenido proteínico.

Además, enfatiza, su potencial de rendimiento permite dimensionar un cambio tecnológico en el sistema de producción tradicional al aprovechar de manera más eficiente el suelo. Propicia un uso continuo del terreno, favorece la reducción de desmonte de nuevas áreas para maíz y propicia la sedentarización de la milpa.

Resultados concretos

A su vez, Pedro Cabrera destaca la importancia de producir en el Estado las semillas que necesitan los milperos yucatecos, pues de esa manera se generan más fuentes de empleo y también recursos.

“Con estas semillas tenemos resultados concretos de una transferencia tecnológica gracias a la suma de voluntades, pues con el apoyo del gobierno del Estado y la participación empresarial se lleva el fruto de la investigación al campo”, apunta.

El presidente de la Fundación Produce dice que el proyecto es alentado con recursos de un convenio con el Ejecutivo del Estado y hace notar que la producción de semilla de maíz es trascendente porque genera independencia del grano.

“Así ya no tenemos que comprar el grano a empresas trasnacionales”, añade. “Otro punto positivo es que generamos semilla que no sólo es para los yucatecos sino que se puede vender a otros estados”.

Diario Yucatán

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