Cayó 56% producción de café en 3 años por la roya

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En tres años la producción de café cayó en 56 por ciento por el avance de la roya naranja, lo que afectó los ingresos principalmente de los campesinos de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Veracruz, los cuales aportan 84 por ciento de la producción, aseveró Gabriel Barreda Náder, presidente de la Unión Nacional de Productores de Café de la Confederación Nacional Campesina.

En dicho periodo, la productividad pasó de 30 a 10 quintales por hectárea, pero el declive no sólo es por la presencia del hongo en las zonas cafetaleras sino también por “las deficiencias en la ejecución de los programas de apoyo productivo”, expuso el dirigente. Urge, dijo, reponer 70 por ciento de las plantaciones en 700 mil hectáreas.

“La inversión que se requiere es muy grande; estamos definiendo la participación que tendrá el gobierno federal, los gobiernos estatales, los productores y las empresas cafetaleras”, explicó.

La alerta en torno al declive de la producción del grano y la exigencia de un programa acorde a las características de cada región cafetalera, con la participación de los campesinos, fue lanzada al inicio de esta administración por diversas agrupaciones del ramo, las cuales incluso demostraron que el “químico” distribuido por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), dependiente de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), en Chiapas para combatir el hongo era una mezcla agua con vinagre.

En tres años, México pasó del séptimo al décimo lugar en la producción mundial de café y se estima que las importaciones superan el millón y medio de sacos –de 60 kilos cada uno–, equivalentes a una tercera parte de la cosecha nacional.

Del café, según datos oficiales, dependen tres millones de personas; más de 350 mil unidades de producción participan en la producción del grano y genera más de 700 mil empleos directos e indirectos en el sector rural. Se considera que por las 717 mil hectáreas que ocupa el quinto lugar después del maíz, frijol, sorgo y trigo.

La Jornada

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