Sonora.- El combate de la mosquita blanca en el Valle del Yaqui no ha sido un gran problema para la soya de verano tras las altas temperaturas que se han registrado y que elimina sus poblaciones, informó Alejandro Suárez Beltrán.
El gerente de la Junta Local de Sanidad Vegetal (JLSV) explicó que una temperatura de 32 grados centígrados en adelante ataca el insecto que acabó con el cultivo hace 10 años, por lo que este ciclo se espera lograr positivos rendimientos y calidad.
“Estamos en la semana 28, cuatro semanas más ya el mismo clima hace que si hubiese mosquita, las declina, se deshidratan, más de 32 grados la afecta, ya estamos empezando a ver ninfas de forma deshidratadas, llegando a esa fecha la naturaleza se encarga de ellas”, comentó.
Aunque se detectaron algunas poblaciones del insecto, a la fecha no se ha tenido problemas ni se ha vuelto a detectar, dijo, lo que hace un año benigno para las plagas en las 52 mil 500 hectáreas de soya.
Resaltó que ante este panorama la colocación de insecticidas en el cultivo no es necesario ni benéfico, puesto que en vez de apoyar o prevenir podría perjudicar.
Aunque en la zona no se tienen rendimientos superiores en la soya, este año se espera superar la cifra histórica de 2.2 toneladas por hectárea, mencionó, al igual que el año pasado.
“La media histórica es de 2.2, quienes siembran en mayo y la segunda quincena de abril son las mejores cosechas, ya los que siembran en junio les va bajando la producción, ellos hacen que la media baje, hay algunos que no rendirán”, detalló.
En 1994 y 1995 la soya vivió un catástrofe con la infección de la mosquita, recordó, y desde esa fecha no se mantenía una superficie mayor a las 50 mil hectáreas.
“La mosquita es un insecto chupador, está succionando los azúcares y los está excretando”, expuso, “esas excretas cuando son muy fuertes llega un hongo y se alimenta de ese azúcar, es negro, lo que hace es que las hojas verdes oscurezcan y el proceso de fotosíntesis se estropea y la producción también”.
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