Otorgan apoyo a productores de cultivos nativos en CDMX

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La secretaria de Desarrollo Rural, Rosa Icela Rodríguez, aseguró que en la Ciudad de México no es posible un desarrollo urbano sostenible si se deja de lado el progreso económico del campo y de sus productoras.

Durante la entrega de recursos del programa Fomento a las Actividades Agropecuarias, Agroindustriales y de Comercialización en su componente Cultivos Nativos, por cinco millones de pesos para 126 productores de amaranto, avena, maguey y nopal, insistió que “se requieren más recursos para el campo de la ciudad”.

“No es posible un desarrollo urbano sostenible si se deja de lado el desarrollo económico del campo y de las personas que se dedican a la producción agrícola y pecuaria. Por ello esta ciudad no quita el dedo del renglón: se requieren más recursos para el campo de la Ciudad de México”, resaltó.

En la Plaza Tlaxcoaque explicó que del total que hoy se entregó como apoyo para los productores, un millón 306 mil 500 pesos se destinarán a la adquisición de semillas y actividades vinculadas a la siembra, cosecha y transformación de amaranto, como: batidoras, licuadoras industriales, básculas digitales y hornos.

La titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) agregó que también se entregaron apoyos por un millón 182 mil 313 pesos con el fin de adquirir semillas y realizar actividades vinculadas a la siembra, cosecha y postcosecha de avena, en beneficio de 33 productores y sus familias.

Con poco más de 896 mil pesos, se beneficia a 21 productores de maguey con el propósito de que obtengan pencas de agave, así como para proyectos relacionados con su transformación.

Esta entrega también incluye a 39 productores de nopal verdura, entre los cuales se repartirán un millón 555 mil pesos para comprar pencas de nopal, lombricomposta e infraestructura para instalar macrotúneles, con el propósito de fortalecer la capacidad productiva.

Rodríguez Velázquez dijo que este cultivo favorece la generación de servicios ambientales y contribuye a contener y revertir la erosión del suelo, ya que funciona como barrera natural del agua y el viento, aumenta la filtración y concentra la humedad por más tiempo en el suelo, lo que impacta positivamente en otros cultivos.

Recordó que no todo en la Ciudad de México es acero y concreto, con la entrega de recursos para cultivos nativos queda claro que hay un campo vivo, “un campo que resiste a abandonar su vocación productiva”.

NTX

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