México.- Cuando en 1962 el arqueólogo Ángel García Cook descubrió los olotes más antiguos del mundo en cuevas de Tehuacán, Puebla, jamás se imaginó que 50 años después colaboraría para descifrar el misterio de su origen, a partir de la secuenciación de su genoma.
Con tecnología de secuenciación masiva de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), el investigador Miguel Vallebueno-Estrada caracterizó muestras de maíz con más de cinco mil años de antigüedad, que al no haber sido manipuladas, fueron idóneas para la extracción y lectura de su ADN.
El análisis reveló que el maíz más antiguo, localizado en el Valle de Tehuacán, Puebla -en el centro de México- no estaba completamente domesticado y pertenecía a un grupo pequeño de plantas altamente emparentadas, lo que sugiere que las poblaciones humanas ancestrales practicaban el mejoramiento tradicional a partir de técnicas de auto-polinización.
La colaboración entre la UGA y la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH permitió que en 2012, Ángel García Cook y su equipo exploraran de nuevo la cueva de San Marcos, poniendo a disposición de los genomistas del Cinvestav tres muestras de maíz cuya edad oscila entre los cinco mil 300 y cuatro mil 970 años.
Sobre la base de la secuenciación y la comparación genómica entre el teocintle (maleza incomestible que dio origen al maíz) que abunda actualmente en las cuencas del río Balsas y el maíz moderno, se muestra que el de la cueva de San Marcos presenta variantes de alelos ancestrales que están ausentes de las poblaciones actuales.
Jean-Philippe Vielle-Calzada, investigador del Cinvestav y coordinador de la colaboración con el INAH, comentó que este tipo de hallazgos contribuirá a la identificación de rasgos extintos que, a partir de la elucidación del pasado, ofrezcan oportunidades de innovación para el futuro del mejoramiento genético en múltiples cultivos mesoamericanos.
En conferencia de prensa, resaltó que México tiene la mayor diversidad de germoplasma de maíz nativo, con alrededor de 59 razas autóctonas que mantienen más diversidad de nucleótidos y menos diferenciación genética de sus antepasados, que otras especies de cultivo como el arroz o el trigo.
Los resultados –publicados esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences USA– sugieren que el maíz actual evolucionó a partir de pequeñas poblaciones aisladas que fueron posteriormente mezcladas para dar lugar a las razas que conocemos actualmente.
Las expediciones arqueológicas pioneras fueron encabezadas por Richard MacNeish, quien identificó el valle de Tehuacán como un importante centro de la temprana agricultura mesoamericana.
Después de explorar extensamente cinco cuevas (Coxcatlan, Purron, El Riego, Tecorral y San Marcos), la expedición de MacNeish descubrió más de 24 mil 100 especímenes que fueron identificados como maíz. En particular, la cueva de San Marcos produjo mil 248 en una secuencia estratigráfica bien definida que cubre un periodo evolutivo de seis mil 500 años.