De las 120 mil hectáreas establecidas en el municipio, sólo 7 mil 300 fueron reconvertidas, pues en ellas se sembraba frijol, principalmente, y a la fecha se trabaja en el cultivo de cebada, girasol, trigo y avena.
Salvador Aviña Ramos, coordinador de la Secretaría del Campo (Secampo) en El Mineral, lamentó que por costumbre de cultivar frijol y maíz, los campesinos no hayan decidido dedicarse a otros productos, a pesar de las pérdidas económicas que han tenido en los últimos cuatro años.
Especificó que la razón principal por la que optan por evadir la reconversión de cultivos es el temor por invertir en maquinaria tanto para la siembra como para la cosecha y después no poder recuperar lo invertido.
Del total de hectáreas en las que se decidió plantar otro producto en mil 500 es trabajada la cebada; mil 300 girasol; 2 mil de trigo; y 2 mil 500 de avena.
“La gente tiene la costumbre de sembrar frijol y no quiere invertir en implementos especiales que se requieren para cosechar otro tipo de productos, debido a que no tienen los suficientes recursos, ya que es totalmente diferente a la que se requiere para dicha leguminosa”, complementó.
Aviña Ramos detalló que en ocasiones se requieren de inversiones económicas altas para comprar los implementos necesarios, pero en muchas ocasiones el campesino no cuenta con el dinero que requiere.
Precisó que la Secampo cuenta con módulos de maquinaria para la reconversión, en la que se les apoya con 50 por ciento de la inversión y el productor aporta la cantidad restante, pero “ni con este apoyo les es suficiente para hacer el gasto extra”.
Especificó que los municipios en los que se reconvirtió mayor cantidad de superficie son las principales zonas frijoleras del estado, como Río Grande y Sombrerete.
NTR
