Para seguir comiendo tunas no es necesario espinarse las manos, hay que sembrar el tunillo antes de que desaparezca. Las variedades de la fruta –una pera la cual se deja descobijar de su armadura espinosa–, estaban en peligro de extinción, gracias a la iniciativa de una Asociación Civil, está a salvo. El esfuerzo se redobla ahora con el apoyo de la autoridad municipal quien impulsa la Segunda Feria de la Tuna.
Doña Olga camina lerdo, carrizo en mano, va al viejo solar a la cosecha de tunas. La mujer tiene 86 años y desde niña aprendió a cortar el fruto –los cuales retan en la punta del cactus carnoso columnar, armada de espinas–. De las tunas conoce todo: “Son varias variedades… en el órgano se ve de qué tipo es, puede ser ‘Huele Piña’ o ‘Criolla’. Pruébela. Son ricas…”
Sin temor y con destreza, doña Olga quita las tercias de espinas que protegen la fruta. “Se agarra de la florecita y señal de que está madura es que las espinas se caen rápido. Luego se clava la uña para pelarla”. El color rojo motiva, invita.
Desde la orilla de la población se observan los gigantescos módulos montados en el Paraje “La Peña” donde, por tres días –29, 30 y 31 de agosto–, se desarrollará la Feria de la Tuna.
Estos tunillos, –interviene don Virgilio Pérez–, son tan nobles que con poca lluvia nos regalan sus frutos. “Desde chamaco caminábamos por el monte, entre las lomas, y solito crecía ni quien le arrimara un poco de agua o tierra”.
Los cactus columnares forman parte de la vida cotidiana del pueblo. En el ayer sirvieron como cerco para delimitar las parcelas, los predios. Al paso de los años la planta se fue extinguiendo. “Algunos tunillos tienen más de 100 años, y ahí siguen de pie”, anota don Virgilio, quien fue designado como suplente del edil.
REVIVEN EL CULTIVO
El presidente municipal, Servando Germán Arango Rosario explica: “La segunda Feria de la Tuna es motivo importante para dar a conocer los proyectos productivos, alimentarios que realizamos con los trabajos para revivir un cultivo que tenemos como parte de la vida cotidiana para hacerlo productivo. Nuestra meta es contar con una producción masiva y hacer un derivado de la fruta que desde siempre la hemos tenido, pero a la cual no le hemos dado ese valor. A partir del 2011 iniciamos el proyecto y ya registramos pequeños resultados, contamos con grupos de mujeres quienes le dan a la tuna un valor agregado”.
Según los datos del munícipe, suman 100 agricultores los involucrados, “en este 2014 se sembraron 20 mil hijuelos en una superficie de 20 hectáreas. Tenemos ya sumados a otras 60 familias con sus plantaciones y producción”.
En la feria, añade, se presentarán las tunas en forma de mermelada, pulpa, tortilla, licor, tamales, concentrados, salsas, almíbar.
Originalmente, recuerda, la idea surgió en la Asociación Civil San José del Progreso Unidos por sus Derechos, “hoy que estamos en el cargo municipal recibimos la aprobación para continuar los trabajos.
Las nuevas plantaciones se hacen tras una serie de capacitación, hay una técnica. En este mismo año sembramos hijuelos y ya tenemos cosechas”.
El apoyo a las actividades del campo, como son la realización de obras de captación de agua pluvial, zanjas trincheras para frenar la erosión y la siembra de tunillos, “es parte de una estrategia municipal para rescatar las actividades del campo”.
La cosecha de la tuna inicia en el mes de julio y culmina en noviembre. La fruta es comercializada en los mercados regionales, “el viernes en Ocotlán de Morelos el mercado es grande”.
–¿Apoyo del Gobierno del Estado?
–Hay una serie de intentos de solicitudes para algunos proyectos, a la fecha no nos han validado alguno importante.
DAR LA VUELTA A LÍO MINERO
–A San José se le conoce más por el conflicto minero…–Se pregunta al edil.
–Deseamos darle la vuelta a la página. En todo pueblo, familia, siempre habrá conflictos o diferencias de ideas. Con nuestros proyectos de apoyo a la agricultura deseamos difundir que San José del Progreso no es solo controversia o conflicto, damos pasos para hacer un municipio propositivo, productivo, un ejemplo a seguir por otras comunidades.
Mientras, en lo alto de una loma, en lo que hace un par de años fue una tierra erosionada, de puro cascajo, hoy florecen las primeras plantaciones de pino-ocotes, de jicarillas, casuarinas y árboles frutales. Parte del proyecto de rescate del suelo “La Peña”, es el paraje donde estarán los productores de la tuna.
Lidio Muñoz, otro de los promotores detalla: “La planta de la tuna, los órganos, los cactos se estaban perdiendo, es de hecho una planta endémica. Hoy ya se dio el paso y empezaron las plantaciones, hay una orientación técnica. Estimamos que si no damos marcha atrás en cinco años con la producción de la tuna tendremos ingresos mejores que con la siembra del maíz. Los tunillos no necesitan un terreno fértil, además nos ayudan a frenar la erosión, eso es importante”.
El hombre de tez morena se pregunta: “¿Qué necesitamos? Seguirle unidos. Meter plantas mejoradas para un buen tamaño de la tuna. Tenemos a la fecha las tunas conocidas como ‘Criolla”,’Monte’, ‘Huele Piña’, ‘Olorosa’, ‘Blanca’. Las variedades se notan en el número de surcos, la cantidad y tipo de espinas de los cactus. Estamos por el rescate de la tuna”.
–Un sueño, un trabajo…
–¡No es un sueño! ¡Lo queremos hacer realidad! En estas lomas no se puede ocupar para otro tipo de cultivos, pero la tuna sí, los tunillos son tan agradecidos que con un poco de atención nos regalan un fruto sabroso. Ellos nos ayudarán a frenar la erosión. Entonces nos comeremos las tunas que sembremos.
En la oficina municipal, el Síndico Mario Guadalupe Arrazola Gopar confía en la respuesta de la gente, “esperamos mucha asistencia a nuestra Segunda Feria. Esto va seguro. Esto pudo empezarse hace muchos años, pero ya vamos…”
Cu-cuu. Cu-cuu. Cu-cuu. La añorosa canción de las tortolitas acompañan a doña Olga en la cosecha de tunas en su parcela. Mientras los espigados tunillos no se doblegan a pesar de la calor y por años… Entre más altura, más profunda es su raíz para resistir.
