José Iglesias Esteves, doctor en biología del instituto español de Oceanografía asegura que el aprovechamiento de técnicas de cultivo de especies marinas es una gran oportunidad para contribuir a que los precios sean más baratos, debido a la generación de un producto que cuenta con los mismos nutrientes con mayor accesibilidad de costos.
Quien ha desarrollado estudios sobre cultivo de pulpo y logró completar el ciclo de reproducción del mismo en cautiverio indicó que pese a que se tiene renuencia en la aceptación del producto de cultivo, esta es una oportunidad para que quienes se dedican a su venta, potencialicen sus ganancias con una inversión de tiempo y esfuerzo adicional.
“Pese a todo la gente en la calle siempre va a decir, ¡ah! Es de cultivo, y siempre se prefiere el pescado del mar, incluso los peces son diferentes, no tenemos que olvidar que todo el salmón que se produce en el mundo es de cultivo”, indica sobre las controversias que convergen.
El investigador, manifiesta que en la parte comercial es más común encontrar el pescado de cultivo, mismo que representa el 60 por ciento de la industria, mientras que el extraído directamente del mar acapara solamente el 40 por ciento de la venta y consumo.
“No nos confundamos, evidentemente el que quiere calidad extra lo va a pagar, y el ama de casa que quiera un pescado con el mismo contenido de proteínas independientemente de que se diga que es peor, se puede conseguir más fácil en el mercado”.
Explica que la primera fase de su investigación aplicada estuvo dirigida a engordar pulpo en jaulas flotantes, ya que en Galicia, España, lugar del que es originario, resulta común realizar cultivo de Mejillón, almejas, ostras.
“La primera parte de la investigación fueron tres años y fue para saber las condiciones idóneas, para estabular pulpos en jaulas de 100 a 150 ejemplares, entonces una vez determinada la densidad, la comida, la tasa de crecimiento, los marineros hicieron agrupaciones y en esas plataformas flotantes están engordando unas 10 toneladas de pulpo al año”, expone sobre los frutos de su investigación.
Dilucida que la parte más compleja de completar el ciclo de vida del pulpo en cautiverio, fue la de conseguir que se alimentaran durante sus dos primeros meses de vida, ya que durante ese tiempo eligen una alimentación basada en microorganismos marinos a lo cual le dieron solución con el cultivo de pequeños crustáceos.
“El pulpo es una especie complicada, ya los japoneses decían hace muchos años que es muy difícil cultivarlo, porque cuando nace y antes de irse al fondo a alimentarse de mejillón, de ostras, que es la parte fácil digamos, pasan dos meses y medio alimentándose de plancton y es difícil cultivar camarones microscópicos para que sobrevivan, y esa no es una tarea fácil”, refiere sobre el proceso.