Investigadores en fisiología vegetal acaban de descubrir que las plantas pueden reconocer a sus “parientes” por la forma de su cuerpo y actuar en consecuencia: direccionan el crecimiento de sus hojas hacia fuera de la hilera, minimizando la interferencia con sus vecinas. En los experimentos descubrieron que si, en cambio, se mezclan perfiles genéticos diferentes dentro de la misma hilera, en lugar de cooperar entre ellas, las plantas competían por la luz.
Esto podría tener un fuerte impacto en la agricultura. Los cultivos normalmente se siembran en hileras o surcos, donde las plantas están muy cerca de sus vecinas de la hilera y relativamente lejos de las plantas de otras hileras. Con este descubrimiento, se podría mejorar el rendimiento en menos espacio y con mayor producción de granos.
Hay muchos investigadores que estudian cómo lograr plantas que soporten mejor la falta de agua o minerales, las temperaturas extremas o las plagas. Pero en este capítulo de Campo2020 vamos a introducirnos en el laboratorio de Jorge Casal, en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA) de la Facultad de Agronomía de la UBA, donde el interés particular es identificar mecanismos de ajuste de las plantas a la presencia de vecinas en cultivos.
Este investigador superior del Conicet y jefe del Laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas del Instituto Leloir, nos explica cómo las plantas también “ven” y distinguen si las vecinas son parientes o no a través de receptores de luz, llamados fotocromos. Y cómo este hallazgo puede cambiar en un futuro cercano el paradigma de la siembra en las principales producciones agrícolas.
http://www.lanacion.com.ar/1747116-una-investigacion-que-puede-cambiar-el-paradigma-de-la-siembra
La Nación