A principios de la administración la ganadería en México enfrentó una crisis por contingencias climatológicas que redujeron el hato ganadero.
En respuesta se dictaron políticas inmediatas de incentivos a la producción, para reactivar el sector ganadero y recuperar el hato nacional, la productividad pecuaria y la rentabilidad.
La experiencia derivada de la contingencia dio como resultado la reingeniería del programa de Fomento Ganadero y se reorientaron los apoyos para incentivar la inversión en activos productivos, tecnológicos, físicos y humanos, con el objeto de incrementar la producción a través de aumentar la productividad.
Los resultados fueron los siguientes:
- Una cobertura universal, contra riesgos climatológicos, tanto de los animales, como de la infraestructura de las unidades de producción pecuaria.
- La protección de 37.7 millones de unidades animal (bovinos, ovinos, caprinos y abejas) y 1 millón de bienes registrados.
- Una producción de alimentos pecuarios con un incremento del 10.7%, al pasar de 19.1 millones de toneladas a 21.1 millones de toneladas entre 2012-2017.
- Una marca histórica en producción de carne, la cual alcanzó 6.7 millones de toneladas, 12.2% más que en 2012.
- Para incentivar la exportación de miel convencional y orgánica, se realizaron mesas de negocios, en las que destaca la realizada en Querétaro (2018), donde se registró la venta de más de 7 mil toneladas de miel con un valor superior a los 27.3 millones de dólares.
Responder con responsabilidad a este desafío contribuye a la prosperidad del sector ganadero, al mismo tiempo que mejoran las condiciones de vida de la población, que se dedica a esta actividad, en las zonas rurales del país.