El chayote es una hortaliza que caracteriza los campos de México. Su versatilidad le proporciona a nuestra gastronomía un toque diferente, además de nutritivo. Es común encontrar en los mercados de nuestro país una verdura verde, de forma ovalada, a veces con espinas, tradicional en nuestra vida diaria.
El chayote se cultiva desde tiempos ancestrales en México. La mayor evidencia del origen del chayote es su existencia de manera silvestres en la región centro y sur de México, así como en Centro América.
El chayote es una hortaliza carnosa, jugosa, con sabor tenue, con una semilla deliciosa. La planta en la que crece es una enredadera con guías que llegan a rebasar hasta los seis metros de largo. Sus hojas son en forma de corazón y su textura es áspera.
Se considera que el término moderno chayote es una modificación de los vocablos Náhuatl “huizt ayotl que significa calabaza con espinas, que pudo derivar en “chayotl” y en la actualidad a “chayote”.
Es una verdura que puede prepararse de diferentes maneras, crudo o cocido. Es un alimento con pocas calorías, tiene un 90 por ciento de agua y es una fuente natural de fibra. También contiene vitamina B2 y hierro, lo que lo ha convertido en una opción nutritiva a través de los años.
La planta donde crece el chayote requiere una humedad alta y suelos sueltos y profundos. Al ser una planta trepadora, se le debe dar una estructura para que su crecimiento sea óptimo, además de que necesita un riego abundante.
El chayote se cultiva en diversos estados de nuestro país. En 2019 los principales productores fueron Veracruz con 166 mil 457 toneladas y Michoacán con 20 mil 810 toneladas.
El chayote a través de los años ha sido un alimento completo y accesible. Su cultivo tradicional lo ha convertido en una verdura que se encuentra disponible todo el año, además de ser nutritivo y versátil en su preparación.