Un juzgado federal prohibió en el Estado de Chihuahua la experimentación con granos genéticamente modificados o maíz transgénico, lo cual hace un par de meses iba a ser autorizado por autoridades de Semarnat y Sagarpa, pero fueron frenados al oponerse asociaciones como Greenpeace y otros grupos ecologistas.
El productor de maíz en Chihuahua, Octavio Flores, indicó que la autoridad judicial interpuso hace unos meses una medida cautelar que prohíbe toda actividad con el cultivo de maíz transgénico, debido a presiones de grupos y asociaciones que no quieren actividades en el campo mexicano con dichos cultivos.
El productor chihuahuense explicó que estuvo a punto de ser aprobado que se produjera el maíz transgénico, pero nuevamente estos grupos impidieron que autoridades de Sagarpa y Semarnat lo aprobaran, al igual que lo han hecho en ocasiones anteriores como en julio de 2013, cuando interpusieron una demanda de acción colectiva en contra de las empresas desarrolladoras de biotecnología agrícola y en septiembre de 2013, cuando se emitió una medida precautoria que no permite la siembra de maíz transgénico.
Greenpeace México indica en su portal de Internet que el maíz, el arroz y el trigo, granos fundamentales para alimentar al mundo, están en peligro de ser contaminados genéticamente debido a la liberación al ambiente de sus variedades transgénicas, desarrolladas y patentadas por empresas transnacionales, por lo cual se opone al uso de transgénicos en la agricultura y trabaja activamente para evitarlo y promover una agricultura sustentable.
En México, Greenpeace ha trabajado desde 1999 en contra de la siembra maíz transgénico, ya que es el centro de origen y diversidad de dicho grano; es decir que gran parte del maíz que se consume en todo el mundo depende de las 59 razas y los cientos de variedades mexicanas.
A pesar de que organizaciones, consumidores, científicos y campesinos se oponen a la liberación de maíz transgénico en nuestro país, el gobierno autorizó la siembra experimental de maíz transgénico en territorio nacional a finales de 2009, con el fin de favorecer a las empresas (Monsanto, Pioneer, Dow, entre otras) que están desarrollando variedades transgénicas de ese grano.
Greenpeace indica que la siembra de maíz transgénico en México puede afectar las variedades de esta planta y contaminar los cultivos vecinos, además de que traerá graves problemas a los campesinos, quienes hoy por hoy son dueños de su semilla y perderán ese derecho, podrán enfrentar demandas de las corporaciones y lo peor, dependerán de un paquete tecnológico caro y deficiente.
Octavio Flores, productor chihuahuense, quien ha realizado reuniones con productores del noroeste, centro y sur de México, indica que la siembra de maíz transgénico es un beneficio para todos los productores, ya que no solamente se sacaría mayor producción, sino que se podrá vender al consumidor a mejor precio porque se detendría la importación.
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