Cactáceas: de la mesa de etnias sonorenses a ornamento de casas

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Las cactáceas, familia de plantas que figura entre la vegetación de las reservas de la biosfera Alto Golfo de California y la del Pinacate y Gran Desierto de Altar, además de ser endémicas fueron importantes en la alimentación de las etnias, hoy forman parte del ornamento en casas.

De hecho, ambas zonas ecológicas están enclavadas en el desierto de Sonora, por lo que como lugares áridos albergan gran cantidad de variedades de esta familia.

En esta frontera enclavada en terreno desértico, el encargado del Vivero Municipal, Pedro Jaime Ontiveros, comentó que estas plantas han cobrado cada vez más importancia como ornamento interno y externo en los domicilios.

“A la gente le gustan, porque son endémicas de aquí, necesitan poca agua y casi no requieren cuidados”, describió, además de que un jardín de cactáceas puede verse muy bien.

En el interior de las viviendas, las personas las colocan en macetas, pero en especial a las más pequeñas, porque se ven curiosas y de acuerdo con el especialista, en este sentido tienen mucha demanda los nopalitos de adorno.

En el Vivero Municipal se reproducen nopales, nopalitos de adorno, biznagas y chollas, las cuales regalan a las familias para que las siembren en sus casas y también las calaveritas, muy usadas en los escenarios del Día de Muertos.

En su estudio “Las cactáceas mexicanas y los riesgos que enfrentan”, la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Cecilia Leonor Jiménez Sierra, indicó que la familia Cactaceae, originaria de América agrupa a unas 2 mil especies.

“Éstas han logrado adaptarse a los climas desérticos. México es el país con mayor riqueza de estas plantas, con 913 taxones, de los cuales el 80 por ciento son endémicos del país”, dijo.

Mencionó que en el desierto sonorense (península de Baja California y planicie costera de Sonora), se presentan cactáceas arbóreas, algunas de las cuales destacan por su gran tamaño.

Entre ellas, citó al cardón pelón o gigante (Pachycereus pringlei), el cardón espinoso o hecho (P. pecten-aboriginum) y el magnífico sahuaro (Carnegiea gigantea), el cual puede alcanzar hasta 10 metros de altura.

En estas zonas también encontramos senitas (Lophocereus spp.), así como algunas especies de nopales (Opuntia spp.), chollas (Cylindropuntia spp), biznagas (Echinocactus polycephalus y Ferocactus chrysacanthus, F. cylindracesus y F. diguetii, entre otras).

También, una gran diversidad de pequeños organitos semi-postrados con tallos de consistencia semisuave del género Echinocereus (E. barthelowanus, E. brandegeei, E. engelmannii, E. laui, entre otros).

“Estas últimas plantas son muy llamativas por sus grandes flores de color escarlata, rosa purpúreo, amarillo o amarillo verdoso (Bravo-Hollis y Sánchez-Mejorada, 1978)”, citó Jiménez Sierra.

Mencionó que las cactáceas han evolucionado características anatómicas y fisiológicas particulares, que les permiten colonizar los ambientes áridos, entre las cuales está la estructura suculenta o crasa de sus troncos, en la cual acumulan gran cantidad de agua en sus tejidos.

“Sus hojas se han reducido o prácticamente están ausentes, con lo cual reducen la evapotranspiración, y la fotosíntesis se lleva a cabo entonces en la superficie de sus tallos”, explicó.

La coordinadora del Departamento de Cultura Conservacionista de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California, María Jesús Martínez, afirmó que en dicha zona protegida destaca la presencia de algunas cactáceas.

Principalmente mencionó las pitahayas, las cuales ofrecen unos frutos suculentos durante el verano y también las chollas, que se puede utilizar como elementos ornamentales.

Señaló que la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado es un Área Natural Protegida que protege y conserva gran parte de la biodiversidad desértica que comprende el patrimonio natural de México.

De acuerdo con la página web de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en dicha región se concentra alrededor del 18 por ciento de la flora registrada para el desierto sonorense, con 560 especies.

Entre la flora, detalló que destacan los bosques de chollas o “chollales” con el género Opuntia spp., teniendo asociaciones con los mezquitales, en donde, como su nombre lo indica, abundan los árboles del género Prosopis spp., mejor conocidos como mezquites, además de las biznagas.

Entre los cucapás de este municipio del noroeste de Sonora, el sociólogo por la Universidad de Sonora (Unison), Tonatiuh Castro Silva, subrayó que utilizaban muchas de las plantas endémicas para alimentarse.

Entre ellas, resaltó que comían los capullos de biznaga que en una primera etapa se hervían, para después prepararse al vapor, en aceite o en estofado.

Sobre la utilidad de las cactáceas, el Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad de Sonora (Unison) informó que las cactáceas tienen diversos usos: alimenticio, al aprovechar sus tallos, flores y frutos para obtener nopal, tuna, xoconostle, golosinas y harinas.

También se pueden usar en la producción de bebidas, como aguamiel o pulque; en la medicina tradicional y también en la científica, pues se pueden obtener diuréticos, laxantes, cicatrizantes, sustancias contra las úlceras y otros productos.

Asimismo, se pueden obtener colorantes, como la grana-cochinilla (insecto que aparece en diferentes especies del nopal), material de construcción, fibras y forraje para ganado.

Además de utilizarlas, lo más reciente, pero menos explotado, es de ornamento, lo cual representa una industria internacional no explorada en el país y que podría generar altos recursos económicos.

NTX

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