Edifican a Dios del maíz en pabellón de México en Milán

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En la cultura maya el Dios del maíz, personificado en una mujer como una madre, no sólo es una deidad sino la representación máxima de la creación del hombre a partir de la semilla que desde entonces simboliza a la cultura mexicana lo mismo como el alimento por excelencia que como icono de la historia ancestral del país.

Es en este valor histórico y cultural del maíz que el arquitecto mexicano Francisco López Guerra basó el diseño del Pabellón de México para la Feria Internacional Milán 2015, que tiene como premisa “Alimentar al planeta, energía para la vida”. Es un espacio de mil 910 metros cuadrados que por fuera recrea una mazorca y en su interior es una secuencia de rampas inspiradas en el sistema hidráulico-agrícola de cultivo del imperio de Nezahualcóyotl.

Para el arquitecto de 66 años de edad se trata de un espacio que trae a la contemporaneidad uno de los elementos culturales, alimenticios e históricos más representativos del país, y a partir de la propuesta de la exposición que refiera a la alimentación no encontró otro icono más significativo.

El maíz forma parte de nuestra historia prehispánica, todas las leyendas por ejemplo en el Popol Vuh el hombre nace del maíz, luego permanece durante la Colonia, y se vuelve tema importante de sustento en nuestros días y ahora es el alimento que el mexicano come todos los días. Quisimos entonces hacer este recorrido histórico en un diseño contemporáneo.

La forma del edificio, por la condición del terreno que nos ofrecieron, es muy alargado entonces nos dio la posibilidad de hacer una mazorca horizontal, con una geometría contemporánea que está hecha en materiales que permiten reciclar todo”, describió en entrevista López Guerra.

Compuesto de seis niveles, el pabellón se integra de un patio central, área de restaurantes, espacios parea actividades culturales, espectáculos o conciertos con escenarios abiertos. Ello se suma una serie de salas de exposiciones temporales donde diferentes estados del país podrán mostrar un panorama de su cultura; el primero en exponer es Michoacán.

Lo que nos interesó es que en un sólo recinto se puede ver toda la cosmovisión del país, sus aciertos y errores relacionados con el tema de la alimentación y el vehículo que todos usan es el diseño contemporáneo. Así mostramos al país con una riqueza cultura muy importante que al final es una manera de generar atractivos y de invitar a la comunidad internacional que nos conozca mejor”, apuntó sobre el pabellón que permanecerá abierto hasta octubre.

La construcción del espacio se basa en materiales de reciclado que, además, se pueden desmontar a manera de rompecabezas para llevar a otra sede o usar para otras construcciones, explicó el arquitecto quien consideró que se podría utilizar en algún sitio de exhibición dentro del
país.

La mazorca que cubre todo el terreno está hecha de una especie de malla traslucida que permite ahorrar el uso de energía eléctrica durante el día al dejar entrar la luz natural, y de noche se convierte en una lámpara por alumbrar hacia afuera. A ello se suma materiales naturales como la piedra y los colores neutros como el gris y el beige, que en combinación producen una sensación de tranquilidad.

En su interior se evoca a las cascadas naturales, a las chinampas de Xochimilco, a las islas artificiales creadas por los toltecas y a la diversidad natural, detalló el arquitecto, quien precisó que durante el recorrido el espectador encontrará torres de información en figura de tótems en los que se ofrecen fotografías, recetas mexicanas y diversas aplicaciones del pabellón.

Trayecto por la cosmovisión del maíz

A partir del maíz como eje, el recorrido se divide en dos líneas: Diversidad con temas como ecológica, gastronómica y estética; Legado, donde se abunda sobre el conocimiento y las prácticas tradicionales. En cada uno de los seis niveles se despliegan instalaciones, exhibiciones e información para abordar ambos núcleos temáticos.

El trayecto inicia en Lluvia, una cascada alimentada por un flujo circular de agua realizada por la artista visual María José de la Macorra, con la cual se recibe al espectador. El flujo del agua provoca el movimiento de collares que representan granos de maíz, mientras el sonido remite a la caída de la lluvia.

Mientras en el piso tres se hace una narración de la biodiversidad de México a través de un juego de pantallas con fotografías que entablan un diálogo con la obra pictórica de Alejandro Pintados sobre especies endémicas. Mientras que en el nivel cinco se ofrece un encuentro entre la escultura de Macuilxochitl, el Señor Cinco Flor, y tres esculturas contemporáneas en obsidiana.

Sobre las paredes de esta sala se alternan dos videos: uno narra el origen y cultivo del maíz como fuente de vida y de energía espiritual; el otro es un collage de imágenes sobre el tema de la identidad alimenticia mexicana mediante escenas de películas clásicas.

En el piso siete resuena la instalación artesanal elaborada con más de 200 cucharas de madera que cubren el techo y crean un ritmo de percusiones para acompañar dos ejemplares del Árbol de la Vida provenientes de Metepec, y la obra pictórica Árbol nodriza.

López Guerra detalló que en la terraza se instaló un jardín de plantas nativas como el cactus, que hace de preámbulo al restaurante donde se ofrece cocina mexicana tradicional. “Nos parecía importante hacer un recorrido ágil, donde la gente se pudiera mover con facilidad porque el 40 por ciento de nuestros visitantes son niños y jóvenes; por eso el flujo por los niveles es en las rampas helicoidales y cada nivel enfocado en un tema”.

La Feria Internacional Milán 2015 reúne a 145 países los cuales exhiben su cultura durante seis meses en los cuales se esperan 20 millones de visitantes; el pabellón de México ya recibió más de un millón de espectadores en el primer mes de exposición.

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