Limitado el uso de transgénicos por falta de regulación y mitos

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La falta de regulación sobre los cultivos transgénicos y la propagación de información errónea ha impedido que su uso se propague más, consideró la directora ejecutiva del Malaysian Biotechnology Information Centre, Mahaletchumy Arujanan.

En entrevista, indicó que los cultivos genéticamente modificados son sometidos a múltiples pruebas para garantizar que tienen los mismos valores nutrimentales que las variedades originales y que son seguros tanto para el consumo humano y animal como para el suelo.

La también editora de la revista de divulgación científica ‘The Petri Dish’ aseguró que este tipo de cultivos ofrecen diversos beneficios a los agricultores, pues sus modificaciones genéticas están encaminadas a hacerlos más resistentes a plagas, herbicidas y sequía.

Por ello, expuso que los gobiernos tendrían que legislar o en su caso aplicar las leyes para impulsar la investigación y siembra de éstos, sobre todo en países en vías de desarrollo donde la gente tiene bajo poder adquisitivo y no puede pagar por cultivos orgánicos.

De acuerdo con el Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA, por sus siglas en inglés), sólo 28 naciones siembran cultivos transgénicos, de las cuales 20 están en vía de desarrollo.

Durante 2014 la superficie total cultivada fue de 181.5 millones de hectáreas, lo que representa 13 por ciento de la superficie agrícola mundial, en donde los principales países productores son Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá.

En tanto, 62 naciones tienen acceso o los importan, lo que significa que 77 por ciento habita en ellos y puede aprovechar los 13 alimentos genéticamente modificados, entre los que se encuentran el algodón, soya, canola y maíz.

Respecto a la investigación que realiza el Malaysian Biotechnology Information Centre, comentó que están desarrollando variedades genéticas para que la papaya sea más resistente a hongos y su maduración sea más lenta.

Algo que podría llevar, dijo, alrededor de 10 años para que se comercialice, pues apenas está en fase de experimentación. Además, se trabaja para crear variedades de arroz que sean resistentes a enfermedades, entre otros alimentos.

A pesar de que 30 por ciento del maíz producido en el mundo es genéticamente modificado, en México no se puede investigar y sembrar debido a un litigio judicial entre la Colectividad en Defensa del Maíz y AgroBio.

Ante este panorama, Arujanan subrayó que se deben tomar en cuenta los argumentos científicos para que las autoridades mexicanas apliquen la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, expedida en 2005, y que da seguridad sobre su uso.

Expuso que en el país circula información errónea sobre el maíz genéticamente modificado en sus variedades Bt (maíz resistente a insectos, TH (maíz tolerante a herbicidas) y el maíz resistente a sequía.

Indicó que entre los beneficios para los agricultores está el no invertir en pesticidas ni deshierbar el cultivo, lo que les ahorra trabajo y dinero, además de que pueden aprovechar toda el área cultivada, pues las plagas no los atacan.

Reiteró que todas estas variedades tienen las mismas proteínas, fibras, vitaminas y aminoácidos, entre otras sustancias, que cualquiera de las 59 razas de maíz criollo que existen en México.

Ante ello, insistió en que es falso que tengan sustancias tóxicas y representen un riesgo para la salud de las personas y animales, pues ‘siguen siendo maíces, solamente tienen un par de genes modificados para darles las propiedades antes descritas’.

La especialista, considerada entre los 100 investigadores más influyentes en el área de biotecnología en el mundo, rechazó que el uso de estas variedades genéticamente modificadas afecte la diversidad biológica, debido a que ambos cultivos pueden coexistir con las medidas de protección necesarias para que no se mezclen en una misma granja.

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